Blog de Alfredo20032

Comentarios, desde la izquierda, de la actualidad política y social, con referencias esporádicas a otros temas más o menos relacionados.




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13 enero 2021

¿Impeachment?¿Enmienda 25?¿Dimisión?

La  administración Trump no puede acabar de forma normal. Es necesario que termine su mandato de manera forzada, utilizando una de las tres alternativas posibles: Impeachment, aplicación de la enmienda 25 o dimisión. Cualquiera de ellas es adecuada para que el presidente Trump sea expulsado y salga con deshonor de la Casa Blanca.

El asalto al Capitolio promovido por el presidente, fue un claro intento de golpe de Estado, mas propio de una republica bananera que de un País con una democracia consolidada como se supone que es EE.UU.

No es suficiente con la salida de la presidencia por haber perdido las elecciones, tiene que ser expulsado aunque solo falten unos días para la toma de posesión de Joe  Biden y no de tiempo a culminar el proceso en ese tiempo.

No parece probable su dimisión, pues solo hay un precedente de dimisión de un presidente norteamericano, el de Richard Nixon en  Agosto de 1974 cuando el impeachment por el caso Watergate avanzaba de forma inexorable en el Congreso, y sus destitución era inevitable. 

Queda entonces la destitución por incapacidad por el vicepresidente aplicando la enmienda 25 o el impeachment promovido por el Congreso. Las dos opciones tienen las mismas consecuencias, la inhabilitación de Trump para optar a  una nueva elección en  2024, pero políticamente hay alguna diferencia  por el mayor o menor  protagonismo del partido Republicano en el proceso.

La salida de Trump es un punto importante para cerrar estos cuatro años, pero no es el último, su candidatura a la presidencia ha recibido, después de cuatro años de demagogia y desgobierno mas de 70 millones de votos, y, lo que es mucho mas grave, una buena parte de esos votantes están de acuerdo con la invasión del capitolio. Aunque el fenómeno del apoyo al populismo está extendido a muchos países, España incluido, es ahora en EE.UU. donde  está el foco mas grave.

La destitución  de Trump implica un decir hasta  aquí hemos llegado por parte de la sociedad norteamericana, pero quedaran  muchas cuestiones que resolver.

  • ¿Cómo puede integrarse y de que forma a ese sector de la población que  apoya a Trump para empezar a reducir esa enorme masa de votos populistas?
  • ¿Qué estrategia va  a seguir el partido Republicano que ha sido la  expresión política de esos votantes?¿Va a volver a la racionalidad política distanciándose  de Trump o  va  seguirle en sus desvaríos?
Si el partido Republicano se rompe, cosa que en este momento parece bastante probable, el escenario político norteamericano sería distinto por la aparición de un tercer partido que cambiaría la composición de los bloques del Congreso y del Senado y permitiría mayor juego político a la nueva  administración de Joe Biden.

En las siguientes elecciones, las intermedias de 2022, los planteamientos de estos supuestos tres partidos darían un resultado impredecible, muy distinto al bipartidismo actual.

A la administración Trump le queda un suspiro pero puede ser sonado pues Trump ha contraprogramado un mitin y se anuncian fuertes movilizaciones de sus partidarios que podrían ser violentas. La toma de posesión del presidente Biden va a ser muy complicada.

21 noviembre 2020

Good bye, presidente Trump

 

Como cualquier ciudadano decente del mundo, quiero mostrar mi satisfacción por el resultado de las elecciones presidenciales norteamericanas.

Con más dificultades de las previstas, tema que tendría que ser objeto de reflexión, la sociedad norteamericana ha expulsado de la Casa Blanca al que sin duda ha sido el presidente más nefasto de las últimas décadas, tanto para sus compatriotas, como para el resto de de los paiçíses del mundo.

Vistos des de España, los procesos electorales norteamericanos son muy sorprendentes. Tienen un sistema electoral mayoritario y de carácter confederal indirecto. Los ciudadanos de cada Estado eligen un número de "grandes electores" de acuerdo con su población y el candidato vencedor se los lleva todos con independencia de la diferencia que obtenga. Es un sistema profundamente desproporcionado que da lugar con facilidad, como ocurrió con Trump en 2016, que el nuevo presidente salga con un número de votos  sensiblemente inferior al candidato perdedor.

Este sistema electoral fue diseñado en el siglo XVIII, cuando EE.UU. era un enorme territorio rural con medios de comunicación muy limitados y, dada la gran inercia que tienen los sistemas electorales es muy difícil de modificar. Un ejemplo de esta inercia negativa la tenemos en España con el injusto, absurdo y poco operativo sistema electoral que utilizamos para elegir al Senado y que parece también imposible de cambiar.

Lo que es más incomprensible visto desde España, que tenemos los resultados electorales la misma noche electoral, es el largo proceso de muchos días que tardan en hacer el recuento de votos y lo complicado de los procesos de reclamación que, además, son diferentes en cada Estado.

Por último hay que resaltar el comportamiento de mal perdedor, más propio de un presidente de república bananera, del ya casi expresidente D. Trump que utiliza todo tipo de argumentos "legales" para intentar dar la vuelta a un resultado ya indiscutible.

Muchos miembros del Partido Republicano se están ya distanciando de su presidente, seguramente porque la sociedad norteamericana es más fuerte de lo que él  se cree y no se deja manipular facilmente de una forma tan grosera.

Parece ya imposible que los intentos desesperados por mantener la presidencia den resultado y no le va a quedar más remedio que aceptar la realidad aunque parece que haciendo el mayor daño posible a  su país a sus ciudadanos y a los habitantes de muchos países del mundo.

En cuanto al futuro político de D. Trump no parece muy brillante. Aunque pudiera presentarse a un segundo mandato, en 2024 tendría ya 78 años, una edad excesivamente alta para un presidente. Por otro lado en EE.UU. los expresidentes no tienen ninguna función política por lo que su proyección pública será escasa.

Se inicia un nuevo ciclo político y otros lideres republicanos con aspiraciones presidenciales adquirirán protagonismo en el Senado o en los gobiernos de los Estados, dejando al "Trumpismo" en un segundo plano, aunque no hay que infravalorar la fuerza que el populismo asociado al presidente ha adquirido una fuerza enorme que habrá que tener en cuenta en los próximos años.

21 mayo 2018

Más Trumpazos

La política exterior de la primera potencia mundial nos afecta inevitablemente a todos. Cuando esta política está en manos de un personaje de las características del actual presidente norteamericano, las consecuencias pueden ser terribles.

En los últimos meses hay que contabilizar al menos, tres nuevos trumpazos importantes, que se unen a la ya larga lista que incluye la retirada de la cumbre del clima de París o la absurda  pretensión de que Méjico le pague el muro disuasorio de 3.000 Km. que  Trump quiere hacer en su frontera.

Como era previsible cuando la Administración Trump  decidió trasladar su embajada de Tel Aviv a Jerusalén, la población palestina protagonizó duras protestas que tuvieron como consecuencia 58 muertos y 2.700 heridos, todos ellos palestinos y la mayoría por armas de fuego, pues en Israel las manifestaciones se disuelven a tiros, no con pelotas de goma o agua a presión. La coincidencia de la fecha con la conmemoración de la Nakba, marcha del retorno que conmemora el 70 aniversario de la creación de Israel, añade más leña al fuego.

El segundo Trumpazo grave ha sido la ruptura unilateral por parte de EE.UU. del tratado de Viena, firmado por la Administración Obama con el gobierno de Iran en Julio de 2015, en contra de la opinión de la Unión Europea que intenta mantener este tratado a toda costa. El tratado de Viena recoge, a cambio de concesiones comerciales, la limitación durante 10 años de las capacidades iranies para enriquecer Uranio y Plutonio.

El tercer trumpazo es la cambiante relación que tiene este presidente con el régimen de Corea del Norte, democracia popular hereditaria dirigida por el nieto del fundador de la república, Kim Jong-Un, personaje de características tan imprevisibles como las del presidente Trump.

Las relaciones entre Corea del Norte y EE.UU. siempre han sido conflictivas desde que en el año 1945, se partió en dos la península de Corea.  A finales de 2017 Corea del Norte demostró su capacidad para lanzar misiles intercontinentales, capaces de alcanzar EE.UU. y disponer de la bomba de hidrógeno. Estas capacidades alertaron a los norteamericanos que lanzaron  serias amenazas desplegando su séptima flota cerca de sus aguas. Después de esta escalada de amenazas mutuas, los ánimos se calmaron de forma incomprensible. Primero se produjeron contactos entre dirigentes de las dos Coreas, que acordaron asistir con un equipo único a la Olimpiada de invierno de Corea del Sur y se realizaron algunas conversaciones exploratorias. El resultado fue el acuerdo de una reunión entre Trump y Kim Jong-Un en Singapur el próximo 12 de Junio.

Sin embargo, la reunión de Singapur se ha puesto recientemente en duda por la realización de maniobras militares de EE.UU. en Corea del Sur que, con toda lógica, Corea del Norte considera inoportunas. Los vaivenes de D.Trump son épicos.

No acaba aquí la lista de los Trumpazos, en el horizonte aparece una posible guerra comercial que Trump ha amenazado con declarar a China y Europa bajo el solidario eslogan America First.

Hay que esperar  a que alguno de sus problemas internos, el espionaje ruso o sus relaciones con una actriz porno, exploten y este personaje tan singular pase a ser parte de la peor historia del siglo XXI.


09 diciembre 2017

Un trumpazo mas

La decisión de Donald Trump de reconocer a Jerusalén  como capital del Estado de Israel, es una nueva ocurrencia de este pintoresco personaje, dotado de un enorme poder, que sin ninguna duda, provocará un grave conflicto en una zona tan crítica como  Oriente Medio.

Jerusalén tiene un gran valor simbólico por ser una ciudad sagrada para tres religiones y el reconocimiento de su sector occidental como capital  de Israel requeriría que, al mismo tiempo, se reconociera su sector oriental como capital de Palestina lo que supondría también el reconocimiento del Estado Palestino y un paso importante para la paz.

En el mundo existen ya demasiados conflictos, algunos de ellos muy peligrosos, y en estas condiciones el papel de las organizaciones internacionales y de los grandes países debería ser la búsqueda de soluciones para reducir su número y el impulso de iniciativas positivas para evitar que se produzcan nuevos conflictos. En este sentido, el presidente Trump actúa como un pirómano atizando conflictos como el de Oriente Medio.

Aunque el Consejo de Seguridad de NN.UU. se ha reunido urgentemente para evaluar la situación, y se ha mostrado totalmente contrario a sus iniciativas, sus posibilidades de actuación frente a uno de los grandes países del mundo con derecho a veto, son muy limitadas y, presumiblemente, se conformará con una condena verbal que no tendrá mayor eficacia.

No es la única contribución negativa de Donald Trump en el año que lleva de presidente. En temas como la inmigración, el medio ambiente en su propio país, el cambio climático o en el enfrentamiento con Corea del Norte, entre otros, ha puesto también su granito de arena para que las cosas empeoren.

¿Podrá el mundo soportar las más de tres años de mandato que todavía le quedan? La respuesta la tiene solamente la sociedad norteamericana que tendría que tomar las medidas necesarias para destituirle cuanto antes.

04 junio 2017

Trump contra el mundo


La decisión del presidente de EE.UU. D. Trump de retirarse del acuerdo de París contra el cambio climático es un ataque a todos los habitantes del planeta.

Es bastante evidente que D.Trump ha entrado en la política norteamericana y mundial como elefante en cacharrería. En el plano interno con las restricciones la entrada de extranjeros, que finalmente fueron paradas por los jueces, por la construcción del muro con México para el que todavía no ha encontrado presupuesto, o por el inicio del desmantelamiento del plan sanitario aprobado en la época de Obama.

En el plano internacional, el que nos afecta a todos los ciudadanos del mundo, también ha tomado iniciativas controvertidas:
  • El bombardeo de una base militar en Siria, con el pretexto, no probado, de que eran los autores de ataques químicos.
  • El lanzamiento de un superbomba en Afganistan, en medio de la nada y sin que hubiera un conflicto especifico en la zona que pudiera explicarlo.
  • El envío de una flota militar a Corea del Norte como respuesta la lanzamiento de misiles de pruebas por este gobierno. No sirvió de nada pues las pruebas han continuado.
Estas actuaciones han tenido dos características políticas relevantes. La primera es que han sido hechos puntuales, como fuegos artificiales que iluminan en un momento la actualidad mundial y luego no tienen continuidad.

La segunda característica ha sido la respuesta que le han dado los aliados occidentales, específicamente los europeos. Ha sido un apoyo mínimo forzado, como obligado por ser aliados.

No merece la pena citar las descortesías, mas bien groserías, que ha protagonizado Trump en estos meses, pues, aunque significativas, no dejan de ser anécdotas.

Aunque el acuerdo de Paris es poco más que una declaración  de principios, su firma supuso un paso muy importante en la imprescindible adopción de medidas para  frenar el cambio climatico. Retirarse de este acuerdo mundial es mucho mas que una ocurrencia puntual, es darle una bofetada a todo el planeta, por ello está decisión ha levantado protestas de muchos dirigentes mundiales y, en el plano interno, de más de treinta Estados, y muchas corporaciones norteamericanas, incluidas multinacionales relevantes.

La reducción de gases de efecto invernadero es un asunto que toda la humanidad tenemos que atacar con todos los medios a nuestro alcance, pues nos jugamos nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos. En este contexto que el pais más rico del mundo, y el segundo más contaminante, se quite de en medio con falsos argumentos anticientificos y excusas económicas de mal pagador es sencillamente intolerable.

Aunque las decisiones, o las ocurrencias de Trump, nos afectan a todos, la mayoría de los ciudadanos del mundo solo podemos protestar por todos los medios a nuestro alcance, sin embargo los gobiernos,  especialmente los que son aliados de EE.UU. En muchos campos, tienen mecanismos de presión mucho más potentes para actuar.

En cualquier caso, los que tienen la última palabra son los ciudadanos norteamericanos, EE.UU. es un país democrático que tiene suficientes recursos legales para destituir a un presidente de estas características, entre ellos el "impeachment", que hay que esperar que sean capaces de tramitar a la mayor  brevedad posible.



30 enero 2017

El muro

Las murallas son un sistema de defensa de las ciudades utilizado en la edades antigua y media que parecía no tener sentido en pleno siglo XXI, sin embargo, el nuevo presidente norteamericano pretende volver al pasado intentando amurallar su país con un muro de 14 metros de altura y 3.200Km. de longitud que le separe de Mexico.

Para hacernos una idea de lo que significa ese muro, nos podemos apoyar en algunos datos nacionales. En la península Ibérica, la distancia entre Santander y Tarifa es de 1.028 Km. y entre Lisboa y Valencia de 882 Km., en consecuencia si levantásemos dos muros que dividiesen en cuatro de norte a sur y de Este a Oeste nuestro país, "solo" tendríamos que construir 1.910 Km. de muro, 1.290 Km. menos que el muro de Trump.

Aunque 3.200 km. sea una longitud enorme, todavía no es comparable con la muralla China, cuya longitud, según las, últimas medidas, supera los 21.000 km.

Tampoco es el único ejemplo de muralla de los últimos tiempos. En 1961, en Alemania oriental se levantó el que finalmente se conoció como el muro de la vergüenza, que con "solo" 45 km. (+ una valla de otros 115 km. fuera de Berlin), separó desde 1961 y durante 19 años la capital alemana.

En 1980 Marruecos construyó el muro del Sáhara Occidental que con 2.720 km., tiene una longitud comparable al de Trump aunque su altura de 2,5m. es muy inferior a los 14 del norteamericano. Otro muro, todavía en construcción, es el que los israelíes están construyendo en Cisjordania para impedir el paso a los palestinos y defender sus colonias. Comparado con el de Trump es poca cosa pues "solo" mide 72 km. con sólo 8 m. de altura.

El gobierno español también ha contribuido a esta cultura del muro con las vallas de Ceuta, 8 km.y Melilla 12 ,ambas de 6 m. de altura y rematadas por peligrosas concertinas.

Todos los muros tienen la misma función: impedir la libre circulación de ciudadanos, para que no puedan entrar o salir de determinadas zonas, son, en definitiva, una limitación de las libertades y una muestra del fracaso de la política, incapaz de resolver problemas de convivencia entre ciudadanos de diferentes características.

Aunque el muro sea elemento más visible y el mayor símbolo del neo-aislacionismo de Trump, no es ni mucho menos el único; viene acompañado de la prohibición de entrada en EE.UU. de ciudadanos musulmanes procedentes de determinados países y de refugiados, incluidos aquellos que tienen allí su residencia desde hace muchos años; y de fuertes subidas de aranceles a los productos procedentes de México y de otros países. Esta posición autárquica, que nos recuerda al franquismo de los años cuarenta y cincuenta, aunque en aquel caso fuera más forzosa que voluntaria, va a suponer una fuerte traba a la libertad de comercio de la que la principal víctima será con toda probabilidad, los propios EE.UU.

Afortunadamente, la sociedad americana está reaccionando con fuerza, las manifestaciones de protesta se están generalizando y ya han intervenido algunos jueces es permitiendo la entrada de ciudadanos que tenían todos sus documentos en regla, y hay que esperar que los políticos, republicanos incluidos, empiecen a tomar posiciones.

EE.UU. se enfrenta a un largo período de resistencia a su propio presidente que pondrá a prueba la fortaleza de sus instituciones y la decisión de sus ciudadanos.

12 noviembre 2016

Reflexión después del "Trumpazo"

Lo imposible se ha hecho realidad. Nadie creía que un personaje con el curriculum de Donald Trump pudiera alcanzar la presidencia de los EE.UU., pero ha sucedido.

Trump ha sido capaz de vencer de forma aplastante, primero a una pléyade de políticos profesionales republicanos, a continuación, con bastante holgura, a una personalidad del stablishment demócrata como H. Clinton, que aunque no fuera una persona de gran popularidad, se suponía que debía ir sobrada para vencer a un personaje tan pintoresco, y a la vez tan peligroso, como el candidato republicano.

Una de las claves de la victoria de Trump puede estar, en que su discurso demagógico ha hecho un gran efecto en lo que el mismo llamó los "olvidados", los que están fuera del sistema social.

En EE.UU. y Europa vivimos en una sociedad avanzada que dispone de muchos recursos como consecuencia de los avances tecnológicos de las últimas décadas. Estos avances también han conseguido que las necesidades de mano de obra para producir mercancías de todo tipo, especialmente de los productos básicos, hayan bajado de forma considerable lo que, unido al modelo liberal en el que nos movemos, ha centrifugado a la marginalidad a muchos ciudadanos, que no pueden acceder a las ventajas de la sociedad moderna.

La victoria de Trump refleja por tanto la incapacidad de las élites políticas norteamericanas de equilibrar la distribución de la riqueza.

La situación no es muy diferente en Europa. En Francia la candidata ultra-derechista, Marie Le Pen acecha con fuerza esperando su oportunidad en las próximas elecciones presidenciales; en Alemania asoman la cabeza los neonazis, y el triunfo del Brexit en el Reino Unido está muy relacionado con el voto de protesta de la ciudadanía británica contra sus dirigentes políticos.

En España, la impotencia de la población se canaliza, afortunadamente, hacia partidos de izquierdas como Podemos que, aunque en absoluto es comparable con la demagogia de la extrema derecha, tiene una cierta vertiente demagógica y populista, que comparte con otros valores con lo que pueden mantener un relativo equilibrio. Seguramente en no mucho tiempo se  verá que tendencia acaba dominando en  ellos.

También tenemos en España una élite política, que ha gobernado en los últimos años, que no ha sido capaz de parar el incesante aumento de ciudadanos excluidos de las ventajas de la sociedad del siglo XXI.

Mayores de 45 años, jóvenes en busca de su primer empleo, con alta formación o con la mínima, parados de larga duración, mujeres y desde luego inmigrantes con o sin papeles, incrementan continuamente el ejercito de excluidos que sobreviven, en diferentes grados, con rentas muy bajas.

Por otra parte, los niveles de servicios se van degradando continuamente: hospitales con camas cerradas y con servicios bajo mínimos, mientras se eternizan las listas de espera; escuelas masificadas; y dependientes sin prestaciones, son algunos de las características más relevantes de la sociedad de la miseria que estamos construyendo. Aunque hay muchos parados con los perfiles adecuados, no hay presupuesto para contratarlo y las bajas que surgen en estos servicios se amortizan

Los trabajadores que todavía tienen empleo, están una situación laboral frágil, en la que se van perdiendo los derechos laborales adquiridos tras muchos años de lucha sindical, mientras sus jornadas laborales aumentan y sus salarios se congelan o se reducen.

Sin duda las políticas del PP tienen mucho que ver con esta situación, pero no solo ellos, también los socialistas tenemos nuestra parte de responsabilidad.

En términos conceptuales y desde el punto de vista de la izquierda el objetivo sería aparentemente sencillo, se reducirá a:

  • Repartir el trabajo entre más gente reduciendo la duración de la jornada, sin  reducir el salario en la misma proporción.
  • Mejorar el nivel de servicios de la sociedad: educación, sanidad, dependencia...., creando los puestos de trabajo necesarios.
  • Reducir el tiempo de vida útil de los trabajadores, reduciendo, o al menos manteniendo, la edad de jubilación sin detrimento del valor de las pensiones.
El problema es que todo esto tiene un costo alto que hay que pagar y no es posible, ni razonable, un recurso al endeudamiento permanente.

Para acercarnos a ese modelo ideal, sería necesario subir los ingresos vía impuestos, especialmente a las rentas más altas utilizando herramientas fiscales como los impuestos al patrimonio, a las rentas del capital a las empresas, a las transacciones comerciales, etc. 

En un país como España, perteneciente a la Unión Europea, con un déficit grande, y con la ideología liberal dominante, es muy complicado tomar medidas en la linea indicada, más bien se hace lo contrario: recortes para bajar el déficit y subvenciones con incentivos fiscales o con rebaja de las cotizaciones sociales, en definitiva bajando los ingresos para intentar atraer a los inversores y, supuestamente, crear empleo aunque sea basura.

Los socialistas no podemos conformarnos con esta situación, o limitarnos a proponer parches paliativos, es necesario que abordemos el problema en su totalidad y diseñemos con valentía, junto con los partidos socialistas europeos, políticas a corto, medio y largo plazo, que tienen que tener carácter europeo pero también nacional.

No es tarea fácil, pero hay que ponerse a ello y no lo estamos haciendo.