Blog de Alfredo20032

Comentarios, desde la izquierda, de la actualidad política y social, con referencias esporádicas a otros temas más o menos relacionados.




20 junio 2016

Voto útil, del miedo y otras modalidades de votación.

Llegados al ecuador de la campaña, empiezan a aparecer las apelaciones al voto útil, hechas, en este caso, por los dos partidos extremos del espectro parlamentario, PP y UnPo, con objeto de fortalecer la pinza fáctica que han diseñado.

Lamentablemente para ellos, el voto útil en esta ocasión es totalmente innecesario. En un sistema electoral proporcional con fuertes correcciones territoriales, votar  a un partido pequeño, como podrían ser IU o UPyD  hace cuatro años, en algunas provincias con pocos representantes, no tenía utilidad real pues esos votos no podían traducirse en diputados. Por eso, votar a estos partidos era, en la práctica, una forma de votar en blanco.

Sin embargo el cuatripartito que tenemos actualmente a nivel estatal ha cambiado las cosas y las provincias que eligen pocos diputados, ya no son un coto exclusivo del PP y el PSOE. En una provincia pequeña que elija solo tres diputados, para que un partido obtenga dos representantes tiene que doblar en votos al tercer partido, por ello es previsible que en casi todas las provincias pequeñas se repartan los diputados entre tres partidos y en muchas de cuatro o cinco, obtengan representación los cuatro. Salvo Ceuta y Melilla que solo eligen un diputado y Soria que elige solo dos, el voto en las demás provincias es siempre útil pues el equilibrio de fuerzas hace que cualquiera de los cuatro grandes partidos pueda obtener representación. Por tanto, el recurso al voto útil en estas elecciones no es más que una trampa para ingenuos e ignorantes, que seguramente tendrá poca eficacia.

Otra cosa distinta, es el voto del miedo a Podemos  al que está recurriendo el PP, pero que también afecta a los electores de otras tendencias. La afirmación de Alfonso Guerra de que, según sea el momento, Unidos Podemos es socialdemócrata, anticapitalista, comunista o bolivariano, es muy acertada y provoca muchas dudas y temores entre los electores progresistas, hasta el punto de que el nivel de rechazo de Pablo Manuel I., es comparable al de Mariano Rajoy.

Pero no se trata solo de calificarlos de bolivarianos y de acusarlos de apoyarse en modelos fracasados como los de Venezuela o Grecia, se trata, fundamentalmente, de lo que algunas propuestas incrustadas en sus programas ocultan con mucha frecuencia y solo publicitan en los ambientes que consideran propicios.

La primera de estas propuesta es su modelo de Estado, con la convocatoria de múltiples referendums a la carta que no solo complican encontrar una salida justa y solidaria para Cataluña sino que, además, agudizan el problema donde estaba mas calmado, Euskadi, y lo crean donde prácticamente no existía Valencia y Galicia. Un autentico disparate.

El segundo tema inasumible, es su propuesta semioculta pero documentada, de salir del euro y de la Unión Europea que nos devolvería a la España de la autarquía. Si el Brexit es un grave riesgo para un país mucho más desarrollado que nosotros, el "Espexit" nos llevaría a una situación lamentable. Sus amigos los griegos han asumido la intervención directa de la troika con grandes recortes, antes que proponer la salida de la UE que propugnaba Varoufakis.

El tercer gran escollo es su propuesta económica con un nivel de gasto de 60.000 M€, inasumible tanto para España como para la Comisión Europea.

Por tanto, el voto del miedo a un gobierno de UnPo, está plenamente justificado por estas propuestas tan fuera de lugar. Lamentablemente, el miedo a UnPo no es exclusivo de la derecha, también hay muchas reticencias en el electorado progresista.

La continuidad de la derecha tampoco es una buena alternativa, pues sería validar el estado de miseria y pobreza a que nos han llevado los cuatro años de recortes, desmantelamiento de los servicios públicos y desregulación laboral del gobierno de Rajoy.

Muchos ciudadanos ya tenemos decidido nuestro voto, pero muchos otros todavía tienen dudas sobre a quien votar. El PSOE perdió la confianza de muchos de ellos en Mayo de 2010, hace seis años, y todavía no se ha recuperado. A estos ciudadanos que dudan hay que pedirles su voto aunque nos voten sin entusiasmo, pues en el PSOE hemos hecho un gran esfuerzo en los últimos años y estamos en condiciones de ofrecer un gobierno limpio y eficiente, que permita recuperar el estado de bienestar y los derechos perdidos. 

Este apoyo, incluido el de muchos "votantes huérfanos" que anteriormente votaron a IU o a UPyD, o al propio UnPo, es imprescindible para evitar por un lado que el PP siga gobernando y por otro que los "nuevos salvadores" de la patria tomen algunas decisiones que  también lleven a España a la ruina.


En la situación política actual es casi imposible que un solo partido obtenga mayoría absoluta, por lo que será imprescindible formalizar pactos, que forzosamente, tendrán carácter transversal. 

Descartado la  "Gran Coalición" con el PP, nos queda un esquema similar al que planteamos antes de la sesión de investidura, que incluya a Cs, con el que ya se ha demostrado que es posible llegar a acuerdos y a UnPo, si renunciase a los planteamientos antes mencionados: referendums autonómicos y salida de europa, y ajustase a dimensiones realistas sus propuestas económicas y fiscales.

Para hacer un pacto positivo es necesario que el PSOE mejore sustancialmente sus resultados, si UnPo tuviera mas representantes que el PSOE el pacto sería mucho más difícil. En cualquier caso, que el PSOE y UnPo compartan gobierno parece muy poco factible, sería mas probable, si las condiciones se cumplieran, un simple acuerdo de investidura en uno u otro sentido.  


15 junio 2016

A vueltas con los pactos postelectorales

Parafraseando al Cholo Simeone, hay que ir partido a partido sin hacer previsiones de futuro que puedan ser castillos en el aire. Este comportamiento vale tanto para la competición futbolística como para las previsiones del 26J.

Por más que se empeñen los medios de comunicación, que muchas veces quieren ser, no el cuarto poder, sino el primero, segundo y tercero simultáneamente y con competencias inquisitoriales de quemar en la hoguera a quien les parezca, no se puede hablar en serio de pactos postelectorales hasta que no se conozca el resultado real de las elecciones. Lo demás son castillos de naipes que se caen al menor soplido.

No obstante, los electores tienen derecho a saber que va a pasar con su voto, si por medio de pactos va a acabar sirviendo para apoyar a un partido que no les parece conveniente.

Cuando colaboras en la campaña electoral de un partido, en mi caso el PSOE, repartiendo propaganda en la calle, adquieres una experiencia que, aunque sea subjetiva, es significativa. Hay ciudadanos que te cogen la propaganda por simple cortesía, otros con asentimiento, indicando que son simpatizantes de tu partido y otros por último que la rechazan, casi siempre con buenos modos. Entre los ciudadanos que se identifican como votantes socialistas algunos te hacen comentarios políticos y entre estos comentarios, es bastante frecuente que te adviertan de su oposición a que se pacte con Podemos, indicación clara del nivel de rechazo que tiene este partido y su máximo dirigente entre los votantes socialistas y que, según el sondeo CIS, es  similar al que tiene Rajoy y el PP.

Hay mucha gente que no quiere pactar con un partido del que no se fían pues ya ha intentado en varias ocasiones robarnos la cartera. El número de socialistas que hemos cambiado de opinión sobre posibles pactos desde el 20 de diciembre es muy alto. En aquel momento las preferencias para pactar eran con Podemos por coincidencias programáticas pero tras las trampas, insultos, engaños y deslealtades de Pablo Manuel I. y su séquito, simplemente no nos fiamos. No se puede pactar si no hay confianza mutua y con Podemos se ha perdido completamente.

Los posibles pactos dependeran de los resultados electorales, que, probablemente, no diferirán mucho de los 25D:
  • PP                     28,72 %
  • PSOE                 22,01 %
  • Cs                     13,93 %
  • UnPo                24.33 % (20,66 % de Pod+ 3,67 % de IU)
Nótese que el llamado sorpasso de UnPo, ya se dio en diciembre (sumando los dos grupos de la coalición) y ahora lo que puede pasar es que lo pierdan, si no consiguen mantener los mismos resultados.

Por efecto de la ley electoral, UnPo tendría una mayor representación con el mismo resultado de diciembre, quitando representantes a los otros partidos. Ahora bien, el barullo ideológico y programático de UnPo y las contradicciones ideológicas que hay entre ellos, es muy posible que tengan un efecto negativo y tengan muchas dificultades en alcanzar el 24% que obtuvieron en diciembre.

El resultado de las elecciones del 26J se medirá por la modificación que tengan los porcentajes de votación de cada partido, dando por hecho que si UnPo obtuviese menos representantes de los 71 de diciembre, el batacazo sería espectacular.

No parece muy probable que las variaciones sean grandes, por lo que va a ser muy difícil formar coaliciones de dos partidos que tengan la mayoría suficiente, salvo la gran coalición PP-PSOE, que los socialistas rechazamos de forma absoluta.

En estas condiciones, para evitar unas terceras elecciones, no parece haber muchas opciones, sin que nadie tenga que violentar sus principios:
  • Un acuerdo a tres, apoyando un gobierno de tipo técnico presidido por una persona de consenso.
  • La propuesta que recientemente ha hecho Jordi Sevilla: compromiso a dejar gobernar en minoría a la coalición que obtenga mayores acuerdos parlamentarios. Para ello los dos partidos que no formen parte de esa coalición tendrían que abstenerse y controlar al gobierno desde el parlamento.
De las tres posibles coaliciones, excluida la gran coalición, PP-Cs, PSOE-Cs y PSOE-UnPo, creo que la que mejor responde a los intereses de España es la que intentó Pedro Sánchez en la legislatura anterior, un pacto de progreso entre las fuerzas del cambio nucleado en torno al PSOE y Cs. Este pacto tendrá mucha más fuerza  si el PSOE fuera el partido más votado.



02 junio 2016

Movimiento político y social

Quiero empezar precisando, para evitar malos entendidos, que esta reflexión no la hago como militante socialista, que, tal vez, debería evitar opinar sobre los conceptos de otros partidos, sino por mi participación, desde la base pero de forma activa, en el nacimiento de Izquierda Unida. En cualquier caso, la libertad de opinión nos ampara a todos.

La afirmación del nuevo líder de Izquierda Unida de que su estrategia consiste en convertir a IU en un movimiento político y social, me rejuvenece casi cuarenta años, pues la primera vez que escuché utilizar estos términos, fue a finales de la década de los 70 del pasado siglo cuando, en el proceso de constitución legal de los sindicatos, algunos dirigentes teorizaban sobre el carácter de movimiento político social de CC.OO., que, se suponía, trascendía a la estructura de un sindicato clásico, como UGT. Aquello quedó en nada, más allá de la afirmación retórica.

La siguiente ocasión que recuerdo que se teorizase con este concepto fue en la época en que Julio Anguita fue coordinador general de IU.

IU se fundó en 1986, al calor de las manifestaciones anti OTAN, pero como consecuencia tardía del batacazo electoral del PCE en 1982, cuando quedó reducido a la mínima expresión. Muchos militantes comunistas, los carrilistas de los 70, consideramos que el PCE tendría que dejar paso a un nuevo partido de izquierda con una estructura más democrática y moderna, a la manera en que se estaba haciendo en Italia. El intento de Carrillo antes del 82 de compatibilizar un apoyo absoluto a la democracia social en España, con unas estructuras de partido rígidas y autoritarias, está en la base de la crisis del PCE que explotó en el XI congreso de 1983, con la salida del sector prosoviético, que constituyó un nuevo partido, y en la posterior expulsión de Santiago Carrillo en 1985.

La vocación de IU de convertirse en un nuevo partido se frustró en seguida con la elección como secretario general del PCE y coordinador general de IU de Julio Anguita.

Anguita empezó por readmitir a los prosoviéticos del PCPE en el PCE, con lo que reforzó el sector inmovilista. Su planteamiento en relación a IU, fue convertirla en una extensión subordinada ideológicamente al PCE, que sería el alma de la coalición. Para ello rescató del baúl de los recuerdos el término "movimiento político y social", que con una ambigüedad calculada, permitía la existencia del PCE en su seno, y de paso impedía que IU se convirtiera en un partido político con todas sus consecuencias.

La evolución posterior de IU ha hecho que surjan en su interior otros partidos, opción que, por cierto, se nos negó a Nueva Izquierda en su momento, y el debilitamiento del PCE como partido, ha hecho que la coalición haya estado en muchos momentos como "pollo sin cabeza."

La teoría del "nuevo Anguita" del siglo XXI, Alberto Garzón, de recuperar el término de movimiento político social, junto con la fusión con otra entidad de las mismas, o incluso más difusas características, como Podemos, hace que 30 años después, se siga sin saber que es realmente IU.

Unidos Podemos, "UnPo", es una entidad difusa y confusa creada de forma instrumental para recoger el descontento existente en el país y aumentar su representación institucional. 


25 mayo 2016

Transversalidad vs Barullo

El pacto de progreso, firmado entre PSOE y Cs durante el proceso de investidura recientemente terminado, sin resultados por la negativa de Podemos a discutirlo, se calificó, con propiedad, como un pacto transversal.

Sorprende ahora, que Podemos, que no quiso sumarse a esa transversalidad, llevé ese concepto como bandera electoral del 26 J, en el conglomerado político que ha formado con Izquierda Unida, otras fuerzas regionalistas y personalidades de distintas procedencias y a la que han querido sumar organizaciones tan particulares como el partido animalista PACMA o personas tan sorprendentes como un ex diputado del PP.

En escenarios políticos como el nuestro, con el equilibrio de fuerzas existente, es muy probable que sea necesario un pacto entre distintos partidos que, inevitablemente, tendrá cierto grado de transversalidad, puesto que cada uno de los firmantes del supuesto pacto, tendrá que ceder parte de su programa.

La lógica de este pacto casi implica su carácter postelectoral, en la medida que permita que los electores se hayan definido previamente con sus votos por uno u otro partido. La petición de los medios de comunicación de que los partidos definan previamente con quien van a pactar, no es más que un exceso de la voracidad de los medios para tener mayor protagonismo.

No puede precisarse más de lo que se ha hecho, pues los pactos dependen finalmente de los resultados electorales. En cualquier caso las estrategias de posibles pactos están suficientemente claras, el PSOE, por ejemplo, ya ha manifestado su intención de intentar pactar en forma transversal con Ciudadanos y/o con Podemos y en ningún caso hacerlo ni con el PP ni con partidos separatistas. Mas claridad no es posible.

La absurda pretensión de Podemos de que su conglomerado sin programa conjunto, con siglas y campañas separadas, tiene carácter transversal es un insulto a la inteligencia. Un conglomerado se define en geología como una roca sedimentaria formada por acumulación de partículas de diversos tamaños. Este conglomerado tiene mucho más de barullo desorganizado que de otra cosa.

Considerar que personajes de la trayectoria política de Anguita, Monereo, o Diego Cañamero, tienen algo de transversales es bastante delirante.

Podemos, IU y otras fuerzas han construido un conglomerado tipo partido atrápalo todo que, a base de  diluir el mensaje,  pretende  capturar votos de diversos sectores. En este caso el conglomerado "UnPo" tiene un carácter negativo pues su objetivo fundamental no es ganar a Rajoy sino superar al PSOE, el viejo sorpasso de Anguita, pues, como es evidente para todos los ciudadanos, una vez que "UnPo" supere al PSOE se resolverán todos los problemas en España ¿Como?, pequeño detalle que ya se verá.

Ellos tienen las mejores referencias de éxito en la historia reciente, Venezuela, Irán o Grecia, que deberían ser suficientes para cualquier observador.

20 mayo 2016

Elecciones presidenciales en EE.UU.

Las elecciones en EE.UU. afectan a todo el planeta, por ello tendría su lógica que todos los ciudadanos del mundo pudiésemos votar en ellas.

Como eso es imposible, si deberíamos, al menos, mostrar un cierto interés por lo que pasa al otro lado del Atlántico.

En EE.UU. el proceso de primarias es mucho más exhaustivo que el que, más bien a regañadientes, hacen los partidos políticos españoles, dura nueve meses, de enero a septiembre y va recorriendo uno a uno todos los Estados de la Unión.

Vistas desde España, las elecciones USA se han considerado muchas veces como una confrontación entre dos partidos de derechas muy similares entre sí. Esta visión simplificada se ha puesto en cuestión en los últimos años debido a la globalización de la información por un lado y a la progresiva polarización política de los dos partidos  norteamericanos. Poca gente considerará que la gestión de los dos últimos presidentes republicanos, Bush padre y Bush hijo, es similar a la de los dos últimos presidentes demócratas, Clinton y Obama.

En esta ocasión, llegando ya a la fase final de las primarias, los candidatos parecen estar prácticamente decididos.

En el lado demócrata, la casi segura nominación de H. Clinton, asegura una cierta continuidad de la linea que han seguido sus predecesores.

En el lado republicano, si no lo remedian, y parece difícil, el candidato será D. Trump, un tipo profundamente racista y reaccionario, cuya victoria, que afortunadamente parece poco probable, podría tener graves consecuencias para todo el orbe. Tan reaccionario es este personajes que ex-presidentes tan poco sospechosos de progresismo como Bush padre e hijo, le están negando su apoyo.

La polarización ideológica de estas elecciones se completa por la presencia en el partido demócrata de un candidato de clara trayectoria progresista, B. Sanders, que se declara a sí mismo socialista y que todavía tiene posibilidades, aunque remotas, de obtener la nominación como candidato.

La decisión de Bernie Sanders de aguantar hasta el final parece estar orientada a favorecer posturas más progresistas en la sociedad americana.

Esta polarización izquierda-derecha a la europea parece indicar que algo está cambiando también en EE.UU. 


13 mayo 2016

PSOE. En la centralidad del tablero político

La centralidad del  tablero político, que de forma impropia pretendía invadir Podemos antes del 20D, está ocupada por derecho propio por el PSOE.

Si quedaba alguna duda, el acuerdo POdemos - IU la ha despejado. Podemos, como casi todos los electores valoran, es un partido de izquierda radical y lo de la socialdemocracia y la transversalidad, es puro tacticismo para conseguir más votos.

De los tres esquemas de gobierno posibles, descartando por principio la Gran Coalición, el PSOE está en dos, la de izquierdas y la transversal con Ciudadanos y fuera del tercer bloque formado por Cs y el PP.

El modelo transversal, única propuesta de acuerdo que hubo en la pasada legislatura, fue un intento de solución de necesidad audaz, ante la imposibilidad de firmar acuerdos tanto por la derecha como por la izquierda, pues la inclusión de partidos explícitamente separatistas en el pacto, como pretendía Podemos, era inasumible por más que muchos analistos quisieran obviarlo.

El pacto firmado, aunque ya no esté en vigor, sigue siendo un referente que se podría recuperar en cualquier momento, complementado por otras fuerzas no separatistas, si fuera necesario y posible.

El PSOE tiene muchas dificultades para pactar con Podemos, no solo por las diferencias programáticas, que podrían negociarse, sino y sobre todo, porque se ha demostrado que en Podemos hay muchos dirigentes marrulleros y tramposos, a los que nadie en su sano juicio compraría un coche de segunda mano.

Somos muchos los socialistas, que a la vista de los procesos de negociación de los pasados meses, hemos desarrollado una desconfianza creciente en esta organización y en su líder Pablo Manuel I, que nos hace muy difícil aceptar un acuerdo de gobierno con él. Las dificultades para este pacto no son solo cosa de Pedro Sánchez y su equipo, somos muchos y cada día más, los militantes y votantes socialistas que preferiríamos no tener que pactar con ellos.

Pablo Manuel I está continuamente tendiendo trampas, con el beneplácito de muchos medios de comunicación que se lo compran casi todo. La última la propuesta de listas conjuntas al senado, trampa en la que lamentablemente pican hasta algunos de nuestros imprudentes barones territoriales.

Podemos ha construido una variopinta confluencia, más modelo barullo que otra cosa, que no tiene ni programa, ni campaña común, en la que los lideres de los otros partidos han sido relegados a puestos secundario y tendrán que repartir lupas para ver sus logos en las papeletas. Se trata de una confluencia más orientada a destruir al PP, pero también al PSOE, que a construir nada positivo.

Han llegado a intentar aprovecharse del partido antitaurino PACMA, que tiene una cierta implantación electoral, cuando no llevan en su programa la prohibición de los toros, punto clave en este grupo. PACMA, lógicamente, no ha picado, como tampoco lo han hecho la CHA en Aragón o MES en Baleares.

Veremos si no se le descose algún zurcido más en alguna de las confluencias gallega o catalana o en la propia IU donde hay mucha contestación.  

03 mayo 2016

A la espera del CIS


Antes de que se firme el decreto de convocatoria, ya han empezado a aparecer las primeras encuestas en los medios de comunicación mas importantes. Son encuestas de parte, sin ficha técnica, sin dar ni siquiera datos tan básicos como el número de encuestados y con evidentes fallos, a veces clamorosos.

La primera encuesta, publicada en ABC  y elaborada por GAD3, no da mas información que la imagen de la figura que encabeza este artículo.

Tiene un doble cuestionario, considerando la opción de que Podemos e IU vayan separados o juntos.

Los resultados más significativos, en relación a los resultados del 20D, son subidas ligeras de 4 y 5 escaños de PP Y PSOE, bajadas significativas de Podemos 19 votos y mantenimiento de Cs, (+1 escaño). IU que partía de un nivel muy bajo subiría de forma  importante hasta los 11 escaños.

La segunda encuesta relevante antes del CIS es la de Metroscopia para El Pais

Este sondeo da, siguiendo los sesgos  ya habituales del El Pais, subidas significativas a PP y Podemos y peores resultados al PSOE y Cs.

Pero esta encuesta tiene otras particularidades. Da información sobre intención directa de votos, pero en ella, ¡¡ NO HAY VOTANTES INDECISOS!!

El 100% de los votantes tiene el voto decidido, lo que indica que el dato directo ya viene precocinado.

Lo que llamo "Punto de cocción", diferencia entre el voto directo, en este caso ya precocinado, y el estimado es:

Partido       Voto directo        Voto estimado       Punto de cocción
PP                 21,2 %                     29 %                     7,8% 
PSOE             19,1 %                     20,3 %                 1,2% 
Cs                 14,8 %                     16,9 %                   2,1% 
Pod               16,3 %                     18,1 %                  1,8% 
IU/UP            6,6 %                       6,6 %                      0% 

La diferencia entre los casi quemados resultados del PP y los totalmente crudos de IU, es bastante notable. Sorprendentemente, la izquierda PSOE e IU sale perjudicada en estos guisos.

Pero donde sobrepasan el grado de chapuza  es cuando estiman los resultados de una posible coalición IU- Podemos.

Los resultados de la coalición (22,3%) son inferiores, como es previsible, a la suma de los de los dos partidos por separado (24,7%), pero ese 2,3 % de diferencia debe ir al limbo, pues ¡no altera para nada los resultados de los demás partidos!, como sucede en la encuesta de ABC sin ir más lejos.

El sondeo de Metroscopia tiene un grado de fiabilidad muy bajo.

Esperemos que el CIS que aunque también barre para casa, nos de unos resultados mas serios.